martes, 26 de febrero de 2008

Con las uñas largas


No entiendo muy bien por qué a algunos les parece política y estéticamente correcto que las mujeres tengan las uñas largas y, en cambio, si somos los hombres los que nos descuidamos nos convertimos en unos guarros.

La verdad es que tampoco encuentro el puntillo a una mujer con uñas largas. No sólo no me ponen si no que me asustan. No sé qué tipo de morbo puedes encontrar a estar con una persona cuyos movimientos pueden dejarte como una ralladura de limón.

Y esas jovencitas que se pasan el día pintándose las uñas de colores de todo menos discretos…no lo entiendo. En las revistas son todo consejos para tener las uñas largas, fuertes y resistentes, y no concibo cuál es la utilidad de todo esto.

Bueno miento, sé que las mujeres mayores utilizan sus uñas para medir el grado de madurez de la fruta. Ir a un supermercado y encontrarse una manzana sin perforar es una quimera. Sé también que utilizan sus uñas de forma sutil en las colas para hincártela en la espalda y que vayas más deprisa o le dejes el sitio. Pero eso son comportamientos que se adquieren con la madurez.

Hasta entonces, ¿para qué les sirven las uñas a las mujeres? ¿Estás toda una vida cuidando tus uñas para agujerear frutas y espaldas cuando tengas más de 60 años? Quiero pensar que no puede ser así.

Y claro, voy a barrer para casa. Un tío se deja las uñas largas y es un cerdo, salvo que sea guitarrista y las utilice de púa. Bueno, perdón, salvo que sea buen guitarrista, porque si no también es un guarro.

Seguramente un hombre daría un uso más inteligente a las uñas largas: para pinchar aceitunas, para mezclar los cubatas, para afeitarse el bigote en caso de estar bien afiladas, para alisar las paredes… Pero claro, luego llega el problema de ir a mear. No podemos manejar nuestra parte más delicada como si fuésemos Eduardo Manostijeras. Nos dejaríamos las uñas en la bragueta o en otras partes…

En fin, que no es justo. Nosotros nunca podremos tener uñas largas, ya lo sé, pero tampoco viene al caso que nos lo paséis por los morros, porque aunque vosotras sí podéis, tampoco les vais a dar ningún uso…hasta que lleguéis a los 60.

2 comentarios:

Olley dijo...

Totalmente de acuerdo con el comentario y añadir que peores son las que, incapaces bien por falta de paciencia o hambre, pagan en la peluqueria para ponerse uñas postizas largas para presumir de ellas

Anónimo dijo...

Por dar un poco más de valor a tu argumento te comentaré que corría la leyenda de que el camarero de un bar cortaba la tortilla de patatas con una uña de una longitud admirable. Se lo conté a una amiga que me dijo ¡Qué asco!. Paradojicamente la chica se come las uñas...

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